Editorial

Valentín Fuster, Director General
Dr. Valentín Fuster, Director General del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC)

Más de un año y medio después de la irrupción del Covid-19, la sociedad se ha dado cuenta de que la única forma de hacer frente a una crisis sanitaria de estas dimensiones es la existencia de sistemas de salud robustos capaces de dar una respuesta coordinada y basada en la evidencia científica.

Los sistemas de salud, además de la disponibilidad de medios, están compuestos de profesionales en el campo de la salud que han recibido la mejor formación posible. Y eso es lo que hacemos desde el año 2008 en el CNIC con nuestro Plan de Formación global, denominado CNIC-Joven, que cubre todos los niveles, desde la enseñanza secundaria hasta la formación de postdoctorales y profesionales jóvenes.

Se trata de un programa diseñado para acercar la investigación biomédica a los jóvenes y crear una cantera de futuros investigadores y profesionales de la salud de excelencia en el área cardiovascular.

En 2020 y 2021, el Plan de Formación del CNIC ha continuado, pero adaptándose a la situación que ha generado el Covid-19 y un total de 11 personas se han formado en el campo de la investigación biomédica a través de dos de los programas del CNIC: Becas Máster CNIC-Acciona y Becas Máster Fundación Carolina BBVA CNIC.

Porque la ciencia ni debe ni puede pararse, señala la Dra. Akiko Iwasaki: “Una vez que hayamos superado esta pandemia, no podemos pararnos”. Y no solo la investigación básica, a la que ella se refiere, sino la investigación aplicada que tiene un beneficio tangible sobre el paciente.


LA CIENCIA NI PUEDE NI DEBE PARARSE

Dos buenos ejemplos de ciencia aplicada que hacemos en el CNIC se detallan en este número de CNIC Pulse: RESILIENCE (REmote iSchemic condItioning in Lymphoma PatIents REceiving ANthraCyclinEs) y el proyecto ERC-AdG ‘EU-Rythmy’, que coordinan, respectivamente, el Dr. Borja Ibáñez y la Dra. Silvia Pirori.

RESILIENCE es un ambicioso proyecto especialmente diseñado para desarrollar una nueva intervención médica destinada a reducir la prevalencia de la insuficiencia cardiaca crónica en los pacientes supervivientes de cáncer y trata de dar respuesta a dos grandes necesidades clínicas no resueltas en relación con la cardiotoxicidad asociada al uso de antraciclinas, un fármaco comúnmente utilizado para tratar el cáncer: la falta de terapias capaces de prevenir o curar esta condición y la ausencia de marcadores específicos para identificar el problema en sus primeras etapas.

ERC-AdG ‘EU-Rythmy’ tiene entre otros objetivos desarrollar una estrategia de terapia génica para prevenir paros cardiacos en pacientes con arritmias de origen genético, algo que es muy necesario debido a que los tratamientos tradicionales no son suficientes para abordar algunas de las enfermedades más graves del mundo industrializado.

Esto son solo dos muestras del trabajo que hacemos diariamente en el CNIC y que avala nuestro compromiso para que la investigación tenga un retorno en términos de salud para la sociedad.

Colaboradores