Editorial

Valentín Fuster, Director General
Dr. Valentín Fuster, Director General del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC)

Después de obtener mi título en la Universidad de Barcelona y siguiendo los consejos de mi primer mentor, el Dr. Pedro Farreras Valentí, autor del clásico libro de texto español de Medicina Interna, decidí pasar todos los veranos fuera de España para aprender ciencia básica. Fue en Liverpool, donde fui a estudiar con un conocido patólogo, el profesor Harold Sheehan, cuando decidí el tema de mi tesis. La culpa la tuvo una diapositiva de un coágulo de sangre lleno de plaquetas obtenidas de la arteria coronaria de un paciente que había fallecido de un ataque al corazón y, al preguntar por qué ocurría eso, Sheehan me contestó que no se sabía y, al mismo tiempo, me sugirió que hiciera mi tesis sobre este tema. Quería saber qué tenían que ver un coágulo de sangre y las plaquetas con un infarto. Y eso es exactamente lo que hice; fui a la Universidad de Edimburgo para hacer mi doctorado, que presenté posteriormente en España.

En el Programa Estratégico 2022-2025 el CNIC, sin modificar su estructura, se han previsto distintas acciones en el área científica que permitirán consolidar al CNIC como centro de referencia internacional de investigación traslacional en el ámbito cardiovascular y en el estudio y promoción de la salud cardiovascular, principal objetivo del plan estratégico del Proyecto CNIC Severo Ochoa (2022-2025), concedido por el Ministerio de Ciencia e Innovación.

Tengo muy claro que para ser un buen estudiante, como bien dice el Dr. Guillermo Oliver en este número del CNIC Pulse, hay que tener curiosidad y pasión. Y esto es algo con lo que se nace; o lo tienes o no. No todo el mundo puede ser investigador. Luego, se necesita el entorno y la tutoría, aspectos estrechamente interconectados.

El paso siguiente es muy estresante: se llama carrera de investigación y conlleva muchas frustraciones: experimentos que no funcionan, trabajos no aceptados, subvenciones no obtenidas, etc. Todo ello es una prueba crucial que ayuda a definir quién será investigador y quién no. Si se supera esta prueba de estrés y se persiste con resiliencia, probablemente se logrará.

La carrera de investigación

Pero para ser investigador hay que tener algo más intuitivo. Cuando dejé el tenis tenía la intuición de que no había nacido para eso, no iba a ser el próximo Rafael Nadal. Pero si realmente se nace con la curiosidad por la investigación y se tiene la orientación adecuada, creo que se pueden superar estos test de estrés, las frustraciones y los contratiempos. Eso significa que uno ha nacido para eso. Estos contratiempos ayudan a madurar, y esto es muy positivo porque indica que se va por buen camino.