RES@CNIC-SEC, una iniciativa consolidada en formación en cardiología
El Programa RES@CNIC-SEC, promovido por la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), se ha consolidado como una iniciativa formativa dirigida a médicos residentes en las primeras etapas del programa MIR de Cardiología y otras especialidades afines a la enfermedad cardiovascular.
Este programa anual, acreditado por el Comité de Acreditación de la SEC, ofrece cada año a un máximo de 25 profesionales médicos la oportunidad de realizar una estancia formativa en los laboratorios del CNIC durante un periodo de entre 4 y 9 semanas consecutivas.
Desde 2012, han participado en este programa 236 residentes de primer y segundo año de cardiología y miembros de la SEC, 133 hombres y 103 mujeres, de 85 hospitales de las diferentes comunidades de España: el Hospital Clínico San Carlos (Madrid) es el que mayor número de personas ha aportado (18%), seguido por el Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid), y un porcentaje considerable del Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla) (6%) y el Hospital Universitario de Navarra (Pamplona), entre otros.
El objetivo principal del RES@CNIC-SEC es fomentar la vocación investigadora entre los jóvenes médicos, facilitando un contacto directo con las técnicas más avanzadas en investigación biomédica. Durante su estancia, trabajan en un entorno científico de excelencia, bajo la supervisión de investigadores del CNIC, y complementan su formación con módulos teóricos impartidos por expertos en investigación cardiovascular.
Además, esta iniciativa busca sentar las bases para futuras colaboraciones científicas entre los participantes y en los centros del Sistema Nacional de Salud y el CNIC, con el apoyo institucional de la SEC.
Carlos Nicolás Pérez García es uno de los veteranos de este programa, ya que fue RES@CNIC en la convocatoria 2015. Actualmente en activo en CNIC, forma parte del Laboratorio Traslacional para la Imagen y Terapia Cardiovascular, liderado por el Dr. Borja Ibáñez, participa activamente en estudios observacionales de cohortes como PESA y el recientemente iniciado REACT, así como en ensayos clínicos coordinados desde la unidad técnica de Ensayos Clínicos del CNIC. “Posiblemente este recorrido no habría sido posible sin la oportunidad que me brindó el RES@CNIC”, reconoce.
Carlos Nicolás recuerda su participación en el programa RES@CNIC como una de las estancias formativas más singulares de su etapa como residente. “Participé en 2016, durante mi primer año de residencia en Cardiología, y fue mi primera exposición real a la investigación cardiovascular desde una perspectiva no clínica”.
Carlos Nicolás se incorporó al grupo del Dr. Jacob Bentzon, en la línea de Patología Experimental de la Aterosclerosis y, aunque en ese momento su contacto previo con la ciencia se había limitado al ámbito clínico, trabajar en un entorno de investigación básica le permitió comprender una dimensión absolutamente fundamental de la medicina cardiovascular, aquella que ocurre en el laboratorio, alejados del paciente, pero con un impacto directo en su futuro.
En el grupo del Dr. Bentzon pudo observar cómo se diseccionan los mecanismos moleculares y celulares que explican la enfermedad aterosclerótica lo que le dio una visión mucho más completa del proceso científico. “Esto fue esencial para entender la investigación cardiovascular desde un escenario distinto al clínico, aunque igualmente importante; sin este tipo de investigación, la traslación real del conocimiento a la práctica médica no sería posible”.
Gracias a su participación en el programa Carlos Nicolás pudo adquirir una base sólida en el diseño experimental y, especialmente, en el uso riguroso de técnicas de laboratorio que hasta entonces no formaban parte de su formación previa. “Pude familiarizarme con protocolos de tinción histológica y microscopía aplicada a modelos animales de aterosclerosis, aprendiendo a interpretar imágenes y datos desde una perspectiva estructural y celular”.
Esta experiencia, destaca, “me obligó a desarrollar un pensamiento crítico más afinado y a comprender la lógica científica que sustenta muchos de los avances que luego trasladamos a la práctica clínica”.
De enriquecedora califica Miguel Ángel Martín Arena, residente de Cardiología del Hospital Universitario La Paz de Madrid, su experiencia personal en el programa RES@CNIC, “tanto desde el punto de vista científico como humano”.
Durante su estancia, dice, “tuve la gran oportunidad de acercarme a la investigación básica de verdad y al más alto nivel y poder estar en contacto con auténticos referentes en investigación cardiovascular a nivel mundial. Para mí fue una experiencia inolvidable y una oportunidad única de ver cómo se investiga desde lo micro a lo macroscópico. Y desde el punto de vista humano conocí a compañeros únicos y personas maravillosas que me enseñaron y acompañaron durante el proceso”.
Miguel Ángel considera que este programa le ha permitido desarrollar y potenciar su curiosidad, el hecho de preguntarme el porqué de las cosas e intentar buscar una respuesta a ello. “También me ha permitido acercarme a la bioquímica y biología básica que tanto tenía oxidada de la carrera y darme cuenta de que son la base de lo que luego aplicamos en la práctica clínica. Por último, he aprendido a desarrollar la resiliencia, pues investigar exige una alta carga de esfuerzo y sacrificio, muchas veces no recompensado del todo, de ahí la importancia de no tirar la toalla pues la perseverancia es la clave para lograr los objetivos a largo plazo”.
Al contrario que la mayoría de los participantes, Miguel Ángel se integró en el grupo del Dr. Jose Antonio Enríquez, en cuyo laboratorio se lleva a cabo investigación básica. La experiencia, reconoce, fue muy positiva. “Me ha permitido entender y aprender el funcionamiento de las mitocondrias y cómo su integridad es clave para el buen funcionamiento del sistema cardiovascular. Considero que el hecho de que en un mismo laboratorio convivan investigadores básicos y clínicos es fundamental, porque cada uno de ellos aporta una visión diferente del mismo problema, y eso es muy enriquecedor.
También me ha permitido entender técnicas de laboratorio complejas, valorar el tiempo y esfuerzo que supone cada una de ellas para lograr avanzar en la investigación y que tener un líder y guía es clave para que el equipo funcione bien, pues es el motor que tira del resto en los momentos difíciles”.
En su opinión, su experiencia le ha hecho darse cuenta de que sin la investigación biomédica no se puede entender lo que hacemos los médicos en nuestro día a día. “Son disciplinas complementarias, que se nutren la una de la otra, y que permiten avanzar en el conocimiento, entender procesos fisiopatológicos, investigar nuevas moléculas y tratamientos y, en último término, tratar mejor a los pacientes. En cuanto a mi futura carrera, me sirvió para afianzar que quiero poder dedicar una parte de mi tiempo a la investigación, a intentar aportar algo a la comunidad científica con mi esfuerzo. En España esto no siempre es fácil de conseguir, y el hecho de ver a médicos en el CNIC que son capaces de hacerlo me dio fuerzas para luchar por ello”.
Laura Fuertes Kenneally también se integró en el grupo del Dr. Jose Antonio Enríquez. “Integrarme en el grupo del Dr. Enríquez me permitió adquirir competencias clave en biología molecular y celular, y salir de la zona de confort clínica para desarrollar una mirada más crítica, capaz de cuestionar muchos supuestos asumidos. Más allá de las habilidades técnicas, lo que más me marcó fue compartir el trabajo diario con un equipo docente y apasionado por descubrir los mecanismos de la enfermedad, en un entorno de colaboración y constante estímulo intelectual”.
Su experiencia en este grupo de investigación básica desarrolló competencias clave como el pensamiento crítico, la interpretación rigurosa de literatura científica, el diseño experimental y la formulación de preguntas de investigación bien estructuradas. “También me permitió perfeccionar la capacidad de comunicar resultados de forma clara y efectiva, así como integrar el error como parte fundamental del proceso científico”.
Como cardióloga, su experiencia en el grupo del Dr. Enríquez, centrada en el metabolismo mitocondrial y su implicación en la fisiopatología cardiovascular, fue muy enriquecedora. “Para un médico en formación, acercarse a la investigación básica es una oportunidad única para profundizar en los mecanismos subyacentes de las enfermedades, algo que la rutina clínica rara vez permite. Es cierto que, en el ajetreo de la práctica diaria, a veces no vemos la importancia inmediata de esta formación. Se siente distante de nuestra rutina, sus resultados pueden ser lentos y la aplicación práctica no siempre es evidente. Sin embargo, es crucial comprender que la investigación básica es el cimiento sobre el que se construye toda la medicina del futuro”, destaca.
“Los médicos también tenemos mucho que aportar a la investigación básica. Nuestra perspectiva clínica, puede ayudar a diseñar experimentos que reflejen la complejidad de la fisiología humana, asegurando que las condiciones sean lo más cercanas posible a la realidad del paciente. Además, podemos facilitar el “salto burocrático” necesario para trasladar los descubrimientos de modelos animales a la aplicación en humanos”.
Reconoce que uno de los aprendizajes más valiosos a nivel personal fue el trabajo en equipo multidisciplinar: colaborar con profesionales excepcionales en sus respectivas áreas “biólogos, bioinformáticos, biotecnólogos” que comparten una misma inquietud científica. “Este intercambio constante de ideas, enfoques y soluciones en torno a un objetivo común no solo enriqueció mi visión investigadora, sino que también me hizo crecer como persona. Por último, algo que a menudo se subestima es que la investigación es, ante todo, un ejercicio de creatividad. Va mucho más allá de aplicar protocolos clínicos preestablecidos: implica conectar ideas inesperadas y abordar los problemas desde perspectivas alternativas”.
Raquel Frías García-Lago conoció el programa a través de los residentes más mayores que la animaron a aprovechar la experiencia y a conocer la actividad de los proyectos. Desde el principio, señala, “me sentí incluida”. En el grupo de Laboratorio Traslacional para la Imagen y Terapia Cardiovascular, “nos hicieron partícipes del Ensayo Clínico SPHERE, y así es como comencé a analizar resonancias magnéticas cardíacas”.
Gracias a ello, “tuve la oportunidad de participar en proyectos de experimentación en modelos in vivo relacionados con la hipertensión pulmonar, comprender en profundidad las mediciones obtenidas mediante cateterismo e incluso iniciarme en algunas técnicas de intervencionismo. Esta experiencia despertó en mí un gran interés por la investigación, ya que tanto a través de modelos experimentales como del análisis de resonancias se planteaban situaciones propias de la práctica clínica diaria, que permitían profundizar en el conocimiento y formular preguntas que, en la rutina asistencial habitual, quizá no me habría planteado”.
Raquel, que actualmente colabora con el CNIC como científica visitante en el laboratorio de la Dra. García Lunar, cree que “haber participado en este programa desde el inicio de la residencia ha favorecido una forma diferente de pensar y ha estimulado mi curiosidad científica, especialmente en torno a patologías menos conocidas para los residentes en los primeros años, como la hipertensión pulmonar, la amiloidosis o la cardiotoxicidad”. Uno de los aspectos que más le ha impresionado durante su paso por el programa RES@CNIC ha sido la profesionalidad y el rigor con los que trabajan los profesionales del centro. “Su excelencia, junto con una actitud siempre abierta y docente, ha sido fundamental para que los residentes podamos entender en profundidad cómo se lleva a cabo un proyecto de investigación de calidad”.
También destaca que el CNIC cuenta con instalaciones de última generación, lo que permite el acceso a pruebas de imagen de alta calidad, instalaciones de medicina comparada y laboratorios avanzados. Por otro lado, “las sesiones formativas impartidas a lo largo del programa suponen un valor añadido fundamental, ya que están dirigidas por expertos en distintas patologías, muchos de ellos referentes tanto a nivel nacional como internacional”.
En este sentido, Carlos Nicolás subraya la calidad humana y científica del entorno, la accesibilidad a tecnologías de vanguardia y la posibilidad de integrarse plenamente en proyectos reales de investigación. Además, añade, “el programa incluye formación teórica estructurada, lo cual facilita mucho el entendimiento global de la investigación cardiovascular”.
Durante su estancia, Raquel ha tenido la oportunidad de comprender el nivel de organización y planificación que requiere un proyecto de investigación complejo, así como de reflexionar sobre las implicaciones bioéticas que deben tenerse en cuenta en cada etapa. “Esta experiencia me ha permitido desarrollar una mirada crítica y más estructurada hacia la investigación”.
Aunque es difícil saber cómo influirá esta experiencia sobre su futura carrera médica, lo que sí tiene claro es que le ha gustado ver cómo se desarrolla un proyecto de investigación desde dentro y comprender las implicaciones que conlleva vincularse a estos proyectos. “Este programa tiene el gran valor de acercar la investigación a los más jóvenes de una manera accesible, facilitando la comprensión de sus fundamentos y permitiendo que cada residente profundice en la medida de su interés. En mi caso, ha sido una experiencia muy motivadora, que me ha impulsado a continuar colaborando con el grupo de trabajo liderado por Carlos Nicolás e Inés García Lunar, de quienes estoy segura de que puedo seguir aprendiendo muchísimo y con quienes me gustaría seguir desarrollando esta línea de formación e investigación”.
Laura destaca que su participación en el programa @ResCNIC consolidó su vocación investigadora y marcó la trayectoria profesional que sigue actualmente. “Ahora estoy disfrutando de una beca Río Hortega del ISCIII en el Hospital General de Alicante, que me permite compaginar la asistencia clínica con la investigación centrada en la rehabilitación cardíaca y la insuficiencia cardíaca. Gracias a esta experiencia, también entendí la importancia de integrar la investigación en la práctica clínica. Reconozco que a menudo la investigación durante la residencia se percibe como una actividad extracurricular que consume el escaso tiempo libre del que disponemos. No obstante, es fundamental incentivar que la investigación forme parte inherente y continua de la formación médica”.
Fueron apenas dos meses en el programa los que estuvo Luis Díaz en el laboratorio de la Dra. Ana García Álvarez (Investigación traslacional en insuficiencia cardíaca e hipertensión pulmonar), pero suficientes para , para comprender las bases fundamentales de la investigación. “En el campo del análisis de imagen, que es lo que más he podido desarrollar, me han enseñado a ser metódico y riguroso. He aprendido que la reproducibilidad es fundamental. Desde un punto de vista clínico, la valoración de tantas pruebas de imagen me ha dado agilidad y sentido crítico, siendo ahora capaz de juzgar aquello que es patológico frente a lo que no”.
Desde el primer momento, Luis se sintió parte del equipo e integrado en las actividades del día a día. “Cuando mis compañeros del hospital me preguntan por cómo me ha ido, siempre les cuento que no sabría decir si el CNIC selecciona a investigadores con gran interés docente y colaborador o si es el propio centro el que imprime ese carácter en sus miembros, pero desde luego, es una característica común a todas las personas con las que he coincidido”.
Para Luis, este programa ha arrojado mucha luz sobre un área oscura, poco explorada por los médicos jóvenes, como es la investigación básica. “Me ha hecho ver la gran cantidad de trabajo que hay detrás de los logros y avances, especialmente detrás de los más importantes. Ha sido un golpe de realidad sobre lo inabarcable que puede resultar la investigación sin un equipo sólido, pero, aun así, el Programa sólo ha incrementado mi interés por una carrera que la aúne con la clínica”.
Para Carlos Nicolás, el programa RES@CNIC marcó un punto de inflexión en su visión de la medicina. “Me permitió descubrir que la investigación y la clínica no son caminos separados, sino necesariamente interconectados. Gracias a esta experiencia, tomé conciencia de las oportunidades que existen para los cardiólogos jóvenes con vocación científica”.
De hecho, gracias al programa conoció la existencia de iniciativas como la beca competitiva SEC/CNIC del programa CARDIOJOVEN, que posteriormente obtuvo en 2022. “Esto me permitió cursar un Máster Online de Ensayos Clínicos en la London School of Hygiene and Tropical Medicine (University of London, UK), en paralelo con mis estudios de doctorado”.
Para Raquel, su experiencia positiva hace que recomiende a cualquier residente este programa, ya que “acerca la investigación de una manera muy amena a cualquiera que esté comenzando la residencia, y este es muy buen momento para hacerlo ya que puede cambiar tu perspectiva de cara a los años siguientes y animarte a participar en algún proyecto o simplemente disfrutar de una muy buena experiencia y aprender de diferentes modelos experimentales o teóricos y entender lo que hay detrás de una publicación científica”. Coincide con ella Laura: “Lo recomendaría sin duda. RES@CNIC es una oportunidad para salirse del ritmo frenético asistencial y reflexionar sobre el “porqué” de lo que hacemos cada día. Permite adquirir una base sólida en investigación y cambia la forma de pensar, dotándote de una perspectiva analítica. Además, el contacto directo con científicos de primer nivel abre puertas a futuras colaboraciones. A todo ello se suma la posibilidad de conocer y conectar con otros residentes de toda España. Esto crea una red de contactos y un ambiente de aprendizaje compartido que perdura mucho más allá de la estancia en el CNIC”. En la misma línea se manifiesta Carlos Nicolás. “Recomendaría el programa RES@CNIC a cualquier residente de Cardiología que tenga curiosidad por la investigación o que desee ampliar su formación científica. Se trata de una experiencia única que no solo permite adquirir conocimientos y habilidades técnicas en un entorno de alto nivel, sino que también abre puertas a nuevas oportunidades de desarrollo profesional. Es una inversión a largo plazo que puede transformar tanto tu perspectiva como tus posibilidades en el campo de la medicina cardiovascular”. Coincide con ellos Miguel Ángel: “Es una oportunidad única de poder acercarse a la investigación básica y traslacional de alto nivel. Te guste o no la investigación, considero que es un paso obligado durante la residencia para entender cómo funciona un laboratorio de investigación. También ayuda a valorar el esfuerzo que supone dedicarse a ello y entender que, sin él, la medicina no avanzaría”. Miguel Ángel subraya el hecho de que “desde el minuto cero estás trabajando con tus manos en un laboratorio, formas parte activa de él y te integras totalmente en la línea de investigación que llevan a cabo. También destacaría la oportunidad de estar en contacto con personas referentes en el ámbito cardiovascular y escucharlos hablar sobre su proyecto y sobre consejos que dan hacia los más jóvenes. Por último, destacaría la parte humana. Yo tuve la gran suerte de poder realizar el programa en el laboratorio del Dr. Enríquez, un equipo humano sensacional que me integró y apoyó desde el primer minuto y con quienes hoy en día aún mantengo el contacto. Les estoy muy agradecido”. Luis recomienda el programa a todos los residentes de Cardiología o Cirugía cardiovascular que tengan interés en la investigación. “Creo que es una experiencia increíble para iniciarse en este campo, siendo guiados por personas con mucha experiencia. Además, representa una oportunidad única para establecer vínculos entre los hospitales de origen y el CNIC”. Los beneficiarios de este programa no son únicamente los participantes. Los grupos del CNIC que los acogen, especialmente aquellos dedicados a la investigación básica, también se benefician notablemente. La incorporación de profesionales de la cardiología aporta nuevos enfoques y perspectivas a su labor investigadora, lo cual resulta especialmente valioso en grupos formados mayoritariamente por biólogos o bioquímicos. Por último, pero no menos relevante, Carlos Nicolás resalta el valor estratégico del programa como punto de entrada a futuras colaboraciones con el CNIC, así como su papel catalizador para quienes desean integrar la investigación como parte esencial de su carrera médica. Como concluye Luis: “El programa nos da la oportunidad de acercarnos a algo que podría ser inaccesible para nosotros. Me encantaría continuar aprendiendo y colaborando con el CNIC y ojalá poder iniciar un Doctorado con su respaldo”.
Los requisitos para optar al programa incluyen:
- Estar cursando los dos primeros años del programa MIR en Cardiología o especialidades relacionadas.
- Ser miembro de la SEC.
- Acreditar un nivel de inglés B2 o equivalente.
- Las candidaturas deberán presentarse exclusivamente a través de la web del CNIC:
La convocatoria incluye ayudas económicas para cubrir gastos de desplazamiento y alojamiento para aquellos participantes procedentes de hospitales fuera de la Comunidad de Madrid.
Con el Programa RES@CNIC-SEC, la SEC y el CNIC reafirman su compromiso con el fomento de la investigación traslacional en el ámbito cardiovascular y con el desarrollo de talento joven, clave para avanzar en el conocimiento y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, primera causa de muerte en el mundo.









